Los cuatro autores de los Evangelios (San Mateo, San Marcos, San Lucas, y San Juan) han sido representados tradicionalmente en forma de Tetramorfos, siendo el águila la figura asociada a San Juan, ya que su Evangelio es el más abstracto y teológico de los cuatro.
Este símbolo se convierte, en Heráldica, en una parte importante de algunos blasones, pero no debe confundirse con el águila imperial que aparece en otros muchos como los de los Austrias Españoles o los Zares de Rusia que derivan del escudo de los Emperadores Bizantinos.
El más conocido de los diseños del Águila de San Juan es el que incorporó Isabel la Católica como soporte al escudo de los Reyes Católicos. Lo hizo ya que tenía gran devoción al Evangelista y porque se hizo coronar reina de Castilla en la iglesia de San Miguel, contigua a la catedral en Segovia, el día que se celebra su festividad. Hay un magnífico tapiz con este blasón en el salón del trono del Alcázar de Segovia.
Como vemos, es un águila, que poco tiene de franquista. Como parte de la delirante memoria histórica, quieren quitar una de las cristaleras más bonitas que hay en este país ya que dicha aguila señorea en el cristal. Las arcas del estado van a invertir unos 200 000 euros en la cristalera de la Academia de Infantería, por considelar al águila poco constitucional y, para nada, republicana, pijo-pogre y/o sociata.
Tampoco se han salvado unos cuadros de moros y cristiano de la catedral de Segovia. No podemos olvidar lo que pasó hace setenta años, ni lo que pasó hace seis cientos años.
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