viernes, 1 de enero de 2010
Tres cubatas, en vaso ancho.
Dicen por ahí que: ''Año nuevo, vida nueva''; Pues a mi que nos dan: ''Gato por liebre'' con ese dicho.
Ayer/hoy un amigo me convenció para salir de fiesta por Ottawa, no hacia frío así que no iba a ser un calvario el ir de una fiesta a otra, caminando. Entre pitos y flautas, cuando salimos hacia la fiesta a la que me había invitado una amiga checa, cambiamos las ruta y cruzados a ''Quebes'' a comprar unas coca-colas y una botella de Vodka (uno no puede presentarse así como así en una fiesta a la que ha sido invitado). Total, que armados de valor y ganas de marchar(bastantes kilómetros nos tocó hacer) cruzamos el puente y nos dirijimos a los puntos en los que sabemos el alcohol es más barato. Todos cerrados, hasta el ''paki''(es de Irán, la verdad) que no cierra ni el día que se le muere un familiar. Como no queríamos acabar con el estómago vacío (de alcohol, se entiende), empezamos a mirar en distintos, bares, tavernas y garitos de mala vida, hasta que encontramos uno, pequeño y acogedor. Una vez dentro, tras justificar nuestra edad en la puerta (parece que mi ya cerrada barba no es sinónimo de edad sino de inmadurez para estos sajones) nos metimos dentro del garito.
Como lo único que me gustan son los cubatas (cierta mujer de cierto país me intentó aficionar a la ''Caipirinha'', infructuosamente) , pedí tres de un tirón, sabiendo que de aquel bar no íbamos a salir hasta las tantas. Mientras bebíamos, mi amigo empezó a hablar de trivialidades como el fútbol y las mujeres y yo empecé a recitar una fragmento del romance del Cid, que un jesuita me metió en la cabeza. La noche empezó a transcurrir, al igual de que las cervezas de mi amigo o mis cubatas. Cuando la cosa se empezó a poner bizarra a causa de lo que llevabamos encina, dejanos de beber, pagamos la cuenta y abandonamos el bar tratando de caminar de vuelta a nuestras moradas.
En el camino de vuelta, ví lo que de verdad representa el mundo sajón y multicultural que nos quieren implantar, un mundo sin cultura, sin raíces ni tradición. Un mundo creado por egoístas para egoístas y cobardes, un mundo dónde sólo ellos son lo que de verdad properan. Gente vomitando en la calle, niñas borrachas preguntandome la edad que tenía (uno que no es tonto, tiene 25 cuando hay que pasar desapercibido) y tratando de llevarme a sus casas, Peleas en la calle por trivialades tales como quién entra primero en una discoteca o quién puede beber más de cierta copa. Hasta cuatro tiros (o petardos)me pareció oír, aunque de después de Afganistán, uno bien sabe que no ha de ir a curiosear dónde plomo oye volar.
Al final una vez en la puerta de mi casa, no pude sino pensar: ¿Es esto lo quiero para mi hijos, un mundo sin raíces, sin tradiciones; un mundo la gente no se preocupa por defender su honor, sino su bebida; un mundo globalizado, en el cual la gente no sabe de dónde viene ni adonda va?...En definitiva, el mundo no ha cambiado, a pesar de lo que dice un proverbio español. La calaña sigue dominando, y hasta que no sea ahorcada, se seguirá reproduciendo.
Improvable lector, piense en el mundo del que le acabo de hablar, si le gusta, venga a Canadá y deje España a los que la amamos. Si no, luche por evitar el destino que no aguarda. Si no cambiamos la dirección de la quilla de nuestro barco, Las Españas, todos nos hundimos, desde el capitán hasta el último Guardiamarina.
Yo, personalmente, preparo mente y cuerpo casi a diario para en el momento en que se me llame a defender el futuro de Las Españas, pare ser del jefe el mejor guerrero, a pesar de no soportar la disciplina, me adaptaré a la que impongan con tal de no ver unas Españas, mundialistas, plutocráticas, baja-pantalones; en definitiva unas Españas de baja estofa, las cuales con el hazme-reír del todo este asqueroso y mundializado planeta.
LAS ESPAÑAS TE NECESITARÁN DENTRO DE POCO ¿ACUDIRÁS, HIJO, A LA LLAMADA DE TU MADRE?
DESPERTA FERRO, DESPERTA HISPANIA.
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