sábado, 19 de diciembre de 2009
Varias de plata y una de oro.
Quiero agradecer desde aquí a Aquilífero el haberme mostrado esta historia sobre nuestros antepasados.
La batalla de Pavía es una de las gestas más importantes realizadas por los tercios españoles. En ella, el propio rey Francisco I de Francia cae hecho prisionero junto con gran parte de la nobleza francesa. Los españoles dieron buena cuenta del combate, y en el asalto murieron miles de hombres de ambos bandos, pero fueron los franceses, muy convencidos de us pronta victoria, los que pagaron más alto precio.
Se cuenta que la situación estaba perdida y que los franceses iniciaron la huida. Muchos perdieron la vida en el río, pues Leiva había destruido el puente sobre el Tesino. Solo el rey francés permanecía en el campo de batalla con sus caballeros; vio caer a sus mejores hombres, uno tras otro, y trató de huir y buscar alguna portilla en el muro del parque. Pero unos arcabucero le cerraron el paso; uno de ellos mató al caballo del rey y Franciso I cayó al suelo, atrapado bajo el vientre del animal; los soldados imperiales estaban dispuestos a acabar con su vida, pero el monarca declaró su condición y se rindió ante los arcabuceros Juan de Urbieta, Diego Dávila y alonso Pita.
Cuentan las crónicas que en esas estaban cuando un arcabucero espalo se acercó al monarca galo y le dijo: “Señor: Vuestra Alteza sepa que ayer, cuando supe que la batalla se había de dar, hice seis balas de plata para vuestros caballeros y una de oro, para vos. De la de plata, yo creo que cuatro fueron bien empleadas, porque no las eché sino contra sayo de brocado o carmesí... La de oro, la veis aquí y agradecedme la buena voluntad, que cierto deseaba daros la muerte más honrosa que a príncipe se ha dado. Pero, pues que no quiso Dios que en la batalla os hubiera visto, tomadla para ayuda de vuestro rescate, que ocho ducados son una onza”.
Eran otros tiempos, en donde el último de los soldados españoles rezumaba más hombría y alteza, que todo un rey de Francia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La tumba de Juan de Urbieta fue profanada por los gabachos durante la invasión que dió lugar a la Guerra de la Independencia.
ResponderEliminarCostumbre a la que por otra parte son muy dados los gabachos, por lo que hicieron con los restos mortales del Cid Campeador.
ResponderEliminarPues habrá que vengar la afrenta, profanando la tumba de Robespierre y la del petit cabrón.
ResponderEliminar